domingo, 1 de febrero de 2015

Los sentidos: El tacto

27 de Enero del 2015

Hace unos meses un amigo me comentó que su sobrino de apenas un añito estaba "perdiendo" el tacto, según el pediatra, por el uso excesivo que le daba al teléfono móvil y la tablet de sus padres. No quiero abrir un debate desde aquí rollo " tecnología si, no y desde qué edad", ni mucho menos, este blog no está para eso. Pero si quiero mostrar que actividades simples, que no requieren mucho tiempo de preparación, ni materiales, y muchísimo menos un alto presupuesto, puede tener entretenidos a nuestros niños y niñas por más de dos horas. 

Para empezar, hemos hecho una nueva inversión en el aula: ¡Tenemos nueva alfombra! Y no es una alfombra cualquiera, no no, es una alfombra ¡¡puzzle!! Así los Ecopekes podrán sentarse en el suelo y no pillar frío (. La moqueta terminaba siendo algo más antihigienica). 



Gracias a la alfombra introduje un poco el tema de los sentidos y del tacto, ya que cada sección de ésta se siente diferente. Aprendimos el concepto de suave y áspero, y entre todos y todas decidimos cual era la parte más suave de todas y cual la más áspera.  
A partir de ahí les propuse un reto: Tenía preparados recipientes que contenían distintas cosas: Lentejas, sal, harina, cus-cus y arroz. Por turnos, con los ojos tapados, irían tocándolos e intentando adivinar de qué se trataba. 







Les gustó mucho, quizá el que más la harina y el cus-cus, es cierto que se notaba de un año a otro la habilidad que tenían para reconocerlos, quizá también por su propia experiencia (Yo no les dejé tocarlos antes del juego, por lo que para muchos podía ser la primera vez que tocaban el cus-cus, o las lentejas, de forma tan libre). 

El tema de estar con los ojos cerrados no todos lo llevan tan bien, compré para la ocasión antifaces, ya que me parecían mucho más cómodos que los clásicos pañuelos, pero en el último memento se me olvidó, por lo que tiramos de recursos y usamos, con el permiso de Aaron, su bufanda. 

La siguiente parte de la actividad tiene vídeo, y menos mal que así es. Porque las fotos no pueden mostrar la ilusión con la que vivieron la experiencia. La idea inicial era poner en un recipiente, a la par que los 5 anteriores, uno con una sustancia viscosa. Pero por comodidad, jugué sólo con los 5 recipientes en la primera parte de la actividad y en la segunda parte, ya con los ojos al descubierto, les llené un recipiente con espuma de pelo y dejé que todos a la vez tocaran y experimentaran con ella. ¿ El resultado? Juzguen vosotros mismo: 



Fue increíble, pero aún nos quedaba más por explorar. Así que después de ir al baño para lavar nuestras manos, algo pegajosas, volvimos para ver a qué textura tendríamos que enfrentarnos en ésta ocasión. Y era, nada más y nada menos que una bandeja llena de bolitas hidratadas con agua. Estas bolas se usan como decoración en los jarrones, y son minúsculas, hasta que las hidratas unas 8 horas en agua y adquieren el tamaño de una canica y una consistencia semi-gelatinosa. 






Las tocaron por turnos, metimos animales para buscarlos, las tocaron todos a la vez, nos entretuvimos buscando por toda el aula las que se habían extraviado (botan mucho) y cómo no, también hay vídeo de ello. 


Ya sólo nos quedaba una parte de la actividad y era realizar unos globos de texturas. El material de los 5 recipientes, que vimos al principio, que más les hubiera gustado, lo meteríamos en un globo para poder tocarlo siempre que quisiéramos, y más tarde coleccionarlos, porque iremos haciendo más en posteriores sesiones.




Con ayuda de una cuchara fueron metiendo en una botella el material, en esa misma botella pondríamos el globo en la boquilla y listo, se iría rellenando por gravedad y sin necesidad de mucho esfuerzo. 

Yo me quedo con sus caras, con sus gritos de ilusión y las ganas con las que participaron de principio a fin ese día.

¡Hasta el próximo Martes!

Expresión corporal I

20 de Enero del 2015


Llevaba tiempo queriendo hacerles una sesión de expresión corporal completa, ya que el día que comenzamos un poco con ello, introduciéndoles música y movimientos básicos, vi que se lo pasaban bastante bien. 
Comenzamos la sesión  creando un circuito de psicomotricidad en el aula. Usé mesas por las que tenían que pasar reptando, bandas adhesivas en el suelo que simulaban recorridos, aros por los que saltar, ... 
Hicimos carreras controlando el tiempo, uno/a por uno/a, mientras el resto animaba con fuerza. Sin duda es una actividad que explotaré cuando el buen tiempo nos permita salir al exterior, fomenta la coordinación, el compañerismo, la paciencia, la orientación espacial, ... Vamos, completa completa y sobretodo, entretenida.

Seguimos con un juego muy sencillito de mímica, en el que, uno por uno, iban representando un animal y el resto debían adivinar qué animal era. hubo a quien le costó más hubo a quién le costó menos, a quién le daba vergüenza y a quién poco a poco fue metiéndose más y más en la actividad.
Metidos ya algo más en la representación, di paso al siguiente juego: El Domador y los leones. A la de tres se convirtieron todos y todas en leones y yo, como buen domador, les fui dando órdenes sencillas que debían hacer como si estuvieran en un circo. Al cabo de un rato, pasé la batuta a uno de ellos y yo me convertí en un león más a las órdenes del nuevo domador.

Estuvimos un rato con este tipo de juegos. Y pasamos al siguiente, tocaba el turno al cuento motor, un cuento motor no es más que una historia escenificada a la par que se va contando. Para ello nos trasladamos al teatro del centro, les encanta,y es un recurso que hay que valorar, para enseñarles a comportarse en ese tipo de lugares, y que aprendan a estar sobre el escenario para las representaciones que hagamos en un futuro, que se sientan a gusto cómodos, que hagan suyo ese espacio. Tenía pensado y preparado un cuento sobre magos y hadas, porque es un tema que me encanta y trabajo mucho con ellos y ellas, y cual fue mi sorpresa que, cuando acabé ¡Me pidieron otro! Parece que la actividad les había gustado y mucho, así que, sobre la marcha fui inventándome otro, en este caso sobre animales y una granja.

Aprovechando que estábamos en el escenario, cantamos algunas de nuestras canciones favoritas y ensayamos las posturas y posiciones que debemos tener allí arriba.

De vuelta al aula, les tenía una sorpresa: ¡Sesión de yoga!. Tomaron una esterilla para cada dos, nos descalzamos, pusimos música suave y comenzamos a realizar posturas  muy muy básicas. Pensé que les costaría más, que no se centrarían, pero es algo que les llamó mucho la atención  y que sin duda repetiré más adelante, incluso en una sesión de más tiempo.




Me llevo muy buen sabor de boca de esta primera sesión de expresión corporal y creo que ellos y ellas también.